sábado, 6 de diciembre de 2008

El hilo maravilloso.












Es este un puente perfecto para encerrarse en casa a leer, escribir, charlar con los amigos, cocinar, escuchar algún nostágico quinteto de Dvorak, pasear, "acicalar" en suma con gozo la vida que monótonamente ejercemos durante los días en los que desarrollamos nuestra actividad profesional habitual.

El otro dia en una conversación empleé una expresión que en el calor de la misma quedó muy redonda y lapidaria; "creo que no eres tú quien vas al encuentro de los libros sino que más bien es al revés". Más tarde reparé en ella para darme cuenta que la frase encerraba mucho más calado del que había inuído en un principio y volví sobre mis propios pasos. ¿Qué es eso de que los libros salgan a tu encuentro? ¿Qué puede explicarnos tal cosa? ¿Cómo un libro, algo inanimado, puede irrumpir en nuestras vidas y cambiarlas "eligiéndonos" como lectores, en un momento determinado de nuestras biografía, en "ese momento" precisamente y no en otro?

Pensándolo con un poco de calma me di cuenta que una buena parte de los libros que había leído en mi vida los había conocido, había llegado hasta ellos, a través de referencias suyas que aparecían en el libro que en ese momento leía. Es decir un libro me llevaba a más libros en una urdimbre misteriosa al tiempo que muy poderosa. He intentado analizar muchas veces el sentido de esa urdimbre incomprensible para mi. Las razones que podían ocultarse tras una elección de una obra que era más que la obra en sí porque encerraba en su vientre de papel muchos otros títulos a los que tendría acceso más tarde. En ese sentido tenía la sensación como si "me estuvieran esperando", como si tuvieran una paciencia infinita a la espera de mi cruce en su camino. Ni un minuto antes ni un minuto después de lo convenido, pero lo convenido ¿por quién?

Pero hay más. Porque tras ese cruce quedaban infinitas encrucijadas más por transitar ya que el nuevo libro volvía a ser un arranque de caminos, volvía a presentarme otros libros sobre los que tarde o temprano acabaría recalando (en ocasiones hasta con años de retraso respecto de mi primer contacto con su título). Un puerto literario en un océano infinito de papel por el que navegar con un rumbro predeterminado pero, ¿por quién?. Mi vida por tanto es un cruce contiuo de mi realidad vivida y obras que al asimilarlas han transformado a la primera mejorándola, enriqueciéndola, superándola, proyectando un horizonte vital limitado más allá.

Por eso cada vez que empiezo un libro, sobre todo si he llegado a él por haber sido referenciado en uno anterior, siento cierto vértigo, cierta sensación de hilo maravilloso que teje mi vida a la lectura de una forma única. De manera que si tiráramos de él iría saliendo lo que soy de manera intercalada a cientos, miles de títulos que de algún modo me "anticiparon", me construyeron, hasta hacerme ser lo que hoy soy, marcándome incluso la dirección de mi porvenir, inexcrutable para mi ahora pero presente de algún modo en aquellos libros que todavía ni tan siquiera conozco pero que sé seguro me esperan un poco más adelante.

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