lunes, 3 de noviembre de 2008

I + D en blanco y negro.








Hoy que se ha desarrollado una auténtica selva terminológica en torno a las tan traídas y llevadas siglas del I + D + i; perfiles profesionales completos que se estampan de manera rimbombante en las tarjetas de visita (gestores de la innovación, los llaman), departamentos en las multinacionales más planetarias, partidas presupuestarias en ciertos Ministerios de postín, conceptos en los balances de las empresas para desgravara al fisco, hoy, decía, he encontrado 20 o 30 años avant la lettre, un ejemplo sencillo pero muy esclarecedor de lo que supone innovar, sin siglas, sin más.

Me refiero a la recientemente editada en DVD serie de terror "Historias para no dormir", la mítica serie de Telesión Española de los 70 dirigida por el inigualable y poco reconocido por nuestras latitudes, Chicho Ibáñez Serrador. Un verdadero regalo para los sentidos para estos tiempos innovados.

¿Por qué mirar hacia atrás para encontrar lo más rabiosamente nuevo? Primero por que esta serie nos habla de una televisión que ya no existe. Una televisión que, en efecto, era un medio en el mejor sentido del término, esto es, un instrumento, una herramienta para contar historias (para NO dormir en este caso) , buenas historias, interpretadas (por tanto hechas creíbles a partir de lo increíble) por un extraordinario elenco de actores y actrices para algunos de los cuales su participación en este trabajo fue una verdadera escuela. Nada que ver con lo que encontramos en la actualidad donde el medio (nunca MacLuhan estuvo tan presente) es el mensaje, sin más.

En segundo lugar esta serie y algunas otras del momento, se contruyó a golpe de puro talento en una España, como era la de la época, que no era precisamente Hollywood. Con muy pocos medios, con unos presupuestos que harían sonrojarse a cualquiera si los comparámos con los de series actuales de éxito. Unos repartos escuálidos, unos medios técnicos sobrios (pero de lo mejorcito del momento), pero con una intensidad en el mensaje y en la comunicación capaz de dejar sin resuello al espectador. Todo resaltado por ese blanco y negro expresionista que realzaba el misterio y la intriga. Más por lo que NO se veía que por lo que se mostraba.

Además, hablamos de una serie de terror, no hay que olvidarlo. La elección por parte de sus creadores no deja de tener su aquel. Porque en principio no se trata de una temática fácil precisamente, ni que, sepamos, contase con muchos adeptos por aquel entonces (tampoco ahora). Y sin embargo la potencia de las historias contadas, la extraordinaria interpretación de los actores acababa transformando algo minoritario en un producto televisivo de gran demanda.

Por último ver algunos de los capítulos de "Historias..." incluyendo la genial cabecera del programa (que ya nos helaba la sangre) para mi ha sido un viaje al pasado. Un potente reencuentro con mi infancia en la que se entremezclan algunas de sus imágenes con las de los cuentos que leía por entonces, historias en las que agitaban todos los materiales vistos, leídos, imaginados y vividos en un pastiche del que participaba preferentemente como espectador de manera rotunda, sin concesiones.

Sigan mi consejo. Si quieren saber lo que realmente es innovar, esto es, hacer las cosas de una forma diferente, mejor y con menos medios, abandonen los diseños futuros de NIKE o los de MacDonalds y acomódense en sus salones (si es posible con las luces apagadas) dispuestos a ver El muñeco. No se arrepentirán.

No hay comentarios: